Superando el miedo: ¿Quiénes somos? Tu verdadera identidad
Romanos 8:12-15 “Así que, hermanos, deudores somos, no a la carne, para vivir conforme a la carne; porque si vivís conforme a la carne, moriréis; pero si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis. Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios. Pues no habéis recibido un espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre!
Gálatas 5:1 “Para libertad nos hizo libres Cristo. Estad, pues, firmes, y no os dejéis cargar otra vez con el yugo de la esclavitud.”
Durante la temporada en la que descubrimos el tumor, pasamos por una cirugía de emergencia inicial, asistimos a numerosas visitas médicas serias y recibimos noticias cada vez más alarmantes, lloré más que nunca en toda mi vida. No podía comer, perdí 10 libras en un mes y estaba tan completamente consumida por lo que estábamos enfrentando que mis padres y mis suegros tuvieron que ayudarme constantemente con mis tres hijos pequeños porque no tenía la capacidad para cuidarlos.
Conozco muy bien el poder del miedo. Nos afecta física, mental y espiritualmente, de todas las maneras posibles.
Y aunque parezca tan real, no es la verdad . Esto es lo que he aprendido sobre quiénes somos y la verdad que se repite una y otra vez en la Palabra de Dios: somos hijos muy amados de Dios, ¡conquistadores y realeza! Y como tales, tenemos poder sobre el miedo. Porque “los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos (¡ e hijas! ) de Dios. Pues no habéis recibido un espíritu que os haga esclavos otra vez del temor, sino que habéis recibido el Espíritu de adopción” (Romanos 8:14-15a, cursiva mía ), y “es para libertad con que Cristo nos hizo libres. Estad, pues, firmes, y no os dejéis cargar otra vez por el yugo de la esclavitud” (Gálatas 5:1).
Si Cristo nos liberó, ¿quiénes somos nosotros para volver a someternos a la influencia ( esclavitud ) de las tinieblas? El miedo nos hace esclavos. ¡Y eso definitivamente no es lo que somos!
No somos esclavos de nada, excepto de la justicia (Romanos 6:18). ¡Somos hijas del Dios Altísimo (Romanos 8:14)! ¡Estamos sentados en lugares celestiales con Cristo (Efesios 2:6)! “El Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora” en nosotros (Romanos 8:11) y nos hace más que vencedores (Romanos 8:37). Y podría seguir y seguir. Las Escrituras nos dicen que nuestras identidades en Cristo son más que asombrosas y preparan el escenario para la victoria. Verdaderamente somos nuevas creaciones (2 Corintios 5:17), y se nos ha provisto de todo lo que necesitamos para una vida piadosa (2 Pedro 1:3). Cuando caminamos en esa identidad, nos da la máxima confianza. Porque “si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?” (Romanos 8:31b).
Tal vez no lo sientas así ahora mismo. Lo entiendo. Pero anímate. A medida que avanzamos en este estudio, renueva conscientemente tu mente a la verdad. A la luz de quiénes somos en Cristo y armados con un buen conocimiento de exactamente lo que enfrentamos, podemos vencer el miedo. Se nos ha dado esta confianza gracias a Jesús. Debido a su sacrificio y nuestra participación en su naturaleza, ¡“tenemos la mente de Cristo” (1 Corintios 2:16b)! Deja que esto se asimile por un momento. ¿Hay miedo en la mente de Cristo? ¡Seguramente no! Además, “Dios es amor. El que vive en amor vive en Dios y Dios en él ( ella ). De esta manera, el amor se ha perfeccionado entre nosotros para que tengamos confianza en el día del juicio porque, en este mundo, somos como él. En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor” (1 Juan 4:16b-18b, cursiva mía ). Verás, en este mundo, somos como él. Y él es amor. El amor perfecto expulsa el temor. ¡Así que el temor tiene que desaparecer! Esta es la verdad: debido a nuestra naturaleza, tenemos la capacidad, el derecho, el privilegio y la responsabilidad de vencer el temor.
Con amor,
Linda Steppenbacker y el equipo del Club de Ayuda para Mamás
I am passionate about helping women hear from God. This year has been an incredibly difficult one for our family, but in the fire of this trial, I have felt the love of God so much more intensely and personally than ever before. I have also found the beauty of seeking God's heart in a much deeper way. I want to know His heartbeat, see what He sees, hear what He hears, say what He says, do what He does, and make His perfect love known.
Come along with me on the adventure of a lifetime!
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