“Me buscarán y me hallarán, porque me buscarán de todo corazón.” Jeremías 29:13 (RVR1960)
Aquí hay un pensamiento de Henry T. Blackaby: “Una palabra de Jesús lo cambió todo.”
El Dios que formó el sol, la luna y las estrellas quiere hablar contigo. Deja que esta increíble verdad penetre en tu corazón. ¡Su Palabra lo confirma! Hoy, concentrémonos en dos cosas: creemos que podemos escuchar a Dios y sabemos reconocer su voz porque permanecemos en Él. Cuando confiamos en que podemos escuchar a Dios, podemos vivir la vida abundante, productiva y llena de gozo que Él diseñó para nosotras.
¡La Palabra de Dios dice que podemos escucharlo hablar! Juan 10:27a (RVR1960) dice: “Mis ovejas oyen mi voz.” Jesús vivió con nosotras en este mundo durante tres décadas, y nos conocía bien cuando nos comparó con ovejas, declarando que sí podemos escuchar su voz. Las ovejas son vulnerables y necesitan un liderazgo amoroso que las guíe a lugares de alimento y seguridad. Por eso, son expertas en escuchar a su pastor, para poder recibir la guía que innatamente saben que necesitan. Jesús nos llamó ovejas porque nos diseñó para permanecer, depender y discernir el llamado de nuestro Buen Pastor.
A continuación, aprendemos que somos capaces de discernir la voz de Dios en Isaías 30:21a (RVR1960): “Y tus oídos oirán a tus espaldas una palabra que diga: ‘Este es el camino, andad por él.’” Este versículo demuestra la confianza que tenemos en que escucharemos las decisiones y direcciones que Dios quiere que tomemos.
Finalmente, Juan 16:13 (RVR1960) nos dice: “El Espíritu muestra la verdad y vendrá a guiarlos… Él les hará saber lo que va a suceder.” Jesús consolaba a los discípulos al decirles que lo escucharían a través del Espíritu Santo después de ascender al cielo. ¡Nosotras también podemos recibir consuelo! Este pasaje nos promete que el Espíritu Santo vive en nosotras y nos guiará, nos mostrará la verdad y nos dirá lo que va a suceder.
Sinceramente, ¿cómo sabemos que realmente es Dios quien nos habla? Afortunadamente, la Biblia responde a esta pregunta. En primer lugar, dice: “Me buscarán y me hallarán, porque me buscarán de todo corazón” (Jeremías 29:13). Él busca que lo anhelemos con todo nuestro ser, nada menos.
En segundo lugar, hay numerosos versículos en la Biblia que nos instan a pedir, pedir y pedir a Dios lo que necesitamos. En Jeremías 33:3, Dios dice que nos revelará cosas que no sabemos cuando se las pidamos. Mateo 7:7a, 8a dice: “Pedid, y se os dará… Porque todo el que pide, recibe.” Así que, si nuestro corazón está entregado por completo a la búsqueda de Dios y le pedimos por nuestras necesidades, la Biblia dice que podemos estar seguras de que Él responderá.
Una vez que nuestros corazones y nuestras acciones sean rectos ante Dios, nuestra última responsabilidad al escucharlo es permanecer en Él y escuchar. Recuerda, Juan 10:27 dice que conoceremos su voz. Juan 8:47 (NTV) nos recuerda que debemos escuchar con alegría las palabras de Dios. Hebreos 2:1 nos exhorta a “prestar la mayor atención” a escuchar y obedecer a Dios. Y finalmente, 1 Reyes 19:12 (ESV) dice que un “susurro suave” describe la voz de Dios.
Nuestro amoroso Padre Celestial anhela dialogar con nosotras, sus amadas hijas. ¿Te tomarás el tiempo para caminar con Él a diario y escucharlo?
Bendiciones y amor,
Kristi
Preguntas para reflexionar
Si eres como yo, anhelas escuchar a Dios. Después de todo, Él conoce los buenos planes que tiene para ti: “…de bienestar, no de calamidad, para darte un futuro y una esperanza” (Jeremías 29:11). ¡Deseamos su voluntad perfecta y abundante para nuestras vidas!
¿Cómo conocerás su voluntad si no lo escuchas?
Escribe en tu diario cómo dedicarás más tiempo a escucharlo leyendo su Palabra. Después, escribe cómo crearás más espacio de tranquilidad en tu vida para seguir los pasos bíblicos para escuchar a Dios:
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Buscarlo con todo tu corazón
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Pedirle por tus necesidades
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Escuchar su suave susurro
Ideas llenas de fe
Una de las maneras únicas en que he aprendido a escuchar a Dios es prestando atención a su voz durante los momentos de adoración. Mientras canto sus alabanzas, a menudo me ha recordado cosas muy significativas.
En una ocasión, una amiga estaba pasando por dificultades y necesitaba desesperadamente una palabra de aliento. No sabía nada de su situación, pero Dios me impulsó, mientras adoraba, a llamarla. ¡Me alegré mucho de haberlo hecho!
En otra ocasión, Él me despertó con ternura y me reveló varias de las necesidades no expresadas de mi hija. Nuevamente, desconocía por completo esta situación hasta que Dios me habló al corazón durante el culto. Pude ayudar y amar a mi hija más plenamente gracias a la tierna inspiración de Dios.
La próxima vez que estés adorando, ten a mano un bolígrafo y una libreta pequeña. Si sientes que Dios se mueve en tu corazón sobre algo, anótalo. Luego, adora con obediencia.
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