“Y creó Dios al ser humano a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó.” Génesis 1:27 NVI
“El Rey responderá: ‘De cierto les digo que en cuanto lo hicieron con uno de estos hermanos míos más pequeños, conmigo lo hicieron.’” Mateo 25:40 NVI
Cada año, el 4 de julio, los estadounidenses celebramos el Día de la Independencia de nuestra nación. Si bien celebrar es divertido, es importante recordar por qué lo celebramos. Hace más de doscientos cuarenta años, Thomas Jefferson redactó con esmero la Declaración de Independencia. Midió cada palabra y sopesó las consecuencias. Dentro de la Declaración se encuentra uno de los pasajes más conocidos e imperecederos sobre los derechos humanos:
Consideramos como evidentes estas verdades: que todos los hombres son creados iguales; que son dotados por su Creador con ciertos derechos inalienables; que entre estos están la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad. Toda vida humana es valiosa para Dios, pues nos creó a su imagen (Génesis 1:27).
Como leemos en Mateo 10:29-31, Dios sabe cuándo un gorrión común cae de un árbol. ¿Cuánto más se preocupa por nosotras, sus preciosas hijas? ¡Tiene contados cada cabello de nuestra cabeza! Es un Dios infinito que valora e infunde valor en cada una de nosotras; nos considera a todas iguales.
Jesús vino a proclamar la buena nueva a los pobres, a quienes Él aprecia. Dios lo envió a «predicar libertad a los cautivos y vista a los ciegos, a poner en libertad a los oprimidos, a proclamar el año agradable del Señor» (Lucas 4:18). Jesús es el Rey de reyes, pero vino a los humildes y marginados. Nuestro Dios ama a los pobres, a los refugiados, a los huérfanos, a los ancianos y a las mujeres oprimidas en todo nuestro mundo quebrantado.
Nosotras también debemos respetar los derechos de todos los hombres amando a los más pequeños (Mateo 25:40). Él nos dice que alimentemos al hambriento, demos de beber al sediento, acojamos al forastero, vistamos al desnudo, cuidemos al enfermo y visitemos al preso. Como representantes de Dios en esta tierra, nos llama a ser sus manos y pies.
Este Día de la Independencia, mientras celebra la libertad terrenal, recordemos a Aquel que os abrió el camino para disfrutar de la libertad eterna y los comisionó para proclamar la Buena Nueva a los pobres de esta generación.
Con cariño,
Jennifer Valdois y el equipo del Club de Ayuda para Mamás
¿Qué sigue?
Enséñenles a tus hijos la historia de tu nación. Llévalos a la biblioteca y saquen algunos libros sobre el independencia de tu nación. ¡Busquen libros sobre su herencia nacional! Consideren invitar a amigos y familiares a celebrar ese día. Planifiquen una tarde o noche divertida. ¡Que sea una cena compartida!
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Jennifer is a Colorado Springs native and each year,looks forward to summer time when she experiments with vegetable gardening and escapes to the Rocky Mountains for camping trips with her family.
She is trusting Jesus to redeem her life and crown her with love and compassion as He promises in Psalm 103:2-5.
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