Convierte tu gemido en gratitud
“Entrad por sus puertas con acción de gracias, por sus atrios con alabanza. ¡Alabadlo, bendecid su nombre!”. Salmo 100:4 (RVR1995)
Mi esposo y yo somos misioneros estadounidenses en Sudáfrica. Hemos enfrentado necesidades extremas al alimentar a los hambrientos, cuidar a los enfermos y caminar por los valles más profundos con muchos. En medio de nuestro trabajo, nos hemos enfrentado a obstáculos legales aparentemente insuperables para obtener visas de viaje y obtener derechos para nuestro hijo sudafricano. Un verano particularmente caluroso, mi esposo, el protector y proveedor de nuestra familia, estaba abrumado por las batallas legales, y yo luchaba por regular mi azúcar en sangre y superar los desequilibrios hormonales. Controlaba cada bocado, controlaba minuciosamente los macronutrientes, y todo seguía sintiéndose fuera de control. Un día sofocante en la piscina, mi esposo y yo decidimos elegir la gratitud en nuestras difíciles circunstancias.
¿Necesita alguna mamá elegir la gratitud hoy? ¿Necesitas concentrarte en tus bendiciones, incluso cuando es difícil? Ese día en la piscina, mi esposo y yo buscamos refugio del calor para nuestros cuerpos y paz para nuestras almas. Juntos, decidimos orar con gratitud cada vez que la desesperación nos abrumaba. Encontraríamos algo por lo que agradecer a Dios en ese dolor específico. Como mínimo, podríamos agradecerle a Dios por necesitarlo y por no estar destinados a sustentarnos solos.
Ese día en la piscina, decidimos llevar el desánimo de mi esposo y mi salud a la presencia de Dios. El Salmo 100:4a dice: «Entren por sus puertas con acción de gracias», y la presencia de Dios estaba justo donde necesitábamos estar. Pude dejar de compadecerme de mí misma por no poder comer lo que quería y elegir agradecer a Dios por recordarme que necesito disciplina con cada bocado. De hecho, comencé a ver bendiciones al enfrentar mis problemas de salud. Nuestros problemas no se resolvieron en ese caluroso día de verano, pero nuestro espíritu se fortaleció.
Querida amiga, puede parecer exagerado practicar entrar en la presencia de Dios con agradecimiento durante las largas y solitarias noches con un bebé inconsolable, pero esos son los momentos en que más lo necesitas. Es realmente asombroso que puedas ser llevada directamente a la presencia de tu Padre Celestial con tan solo una simple palabra de gratitud, aunque sea: “Gracias, Dios, por recordarme que te necesito en este momento”.
¿Qué pasaría si tu mayor necesidad también se convirtiera en una fuente de gratitud en tu vida? Mamá, mi oración por ti es que las luchas en tu espíritu te recuerden que eres amada por un Dios bueno cuyo mayor deseo es acogerte en sus santos brazos y ser tu fortaleza cuando estés débil.
Oremos:
Gracias, Padre, por recordarme que no puedo vivir sin Ti. Ayúdame a traer mis necesidades a Ti con un corazón agradecido porque Tú me fortaleces cuando estoy débil. Amén.
Con cariño,
Kacy y el equipo del Club de ayuda para mamás
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