Cultivando una Amistad con Jesús

“Subió Jesús a una montaña y llamó a los que quiso, los cuales se reunieron con él. Designó a doce, a quienes nombró apóstoles, para que lo acompañaran, y para enviarlos a predicar y ejercer autoridad para expulsar demonios.”
Marcos 3:13-14 (NVI)

Dios te ha escogido para ser madre. Es una gran bendición y un alto llamado, pero no es fácil.

Algo que aprendí siendo una mamá joven fue que no podía hacerlo por mí misma.

Necesitaba pasar tiempo con Jesús. Necesitaba su guía, su sabiduría y su fortaleza. Y descubrí que Él estaba más que dispuesto a equiparme con todo lo que necesitaba para cumplir la inmensa tarea de criar a dos niñas pequeñas, pero primero, Él solo quería estar conmigo.

Él quería ser mi amigo.

Cierra tus ojos e imagina eso por un momento. El Rey de reyes y Señor de señores, todopoderoso, eterno y que todo lo sabe, quiere estar contigo.

Él anhela llamarte— amiga.

Cuando Jesús caminó sobre la tierra, escogió a doce discípulos para andar con Él. No los necesitaba para cumplir la misión que el Padre le había dado. No los necesitaba para sanar a los enfermos, resucitar a los muertos o echar fuera demonios, pero los quiso.

Creo que Jesús no solo estaba enseñando y equipando a sus discípulos para la misión a la que fueron llamados, sino que también quería mostrarnos que Él anhela una asociación continua y una comunión íntima con nosotros.

Quería que viéramos que, antes que nada, Él quiere que permanezcamos en Él. Entonces, Él nos enseñará y nos dará todo lo que necesitamos a medida que nuestra vida como madres se desarrolla.

“Busquen primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas les serán añadidas.”
Mateo 6:33

Antes de que los discípulos tuvieran poder milagroso, tenían que conocer la fuente del Poder.
Antes de sanar a los enfermos, tenían que conocer al Gran Médico.
Antes de predicar el mensaje, tenían que conocer al Mensaje.
Antes de resucitar a los muertos, tenían que conocer al Camino, la Verdad y la Vida.
Antes de echar fuera al maligno, tenían que conocer al Santo.

Dios conoce la difícil tarea que ha puesto delante de ti, y Él proveerá toda la ayuda, guía, conocimiento y fuerza para llevarla a cabo. Pero primero, crece en tu conocimiento de Él y cultiva una amistad con Él.

¡Oh, qué amigo tenemos en Jesús!

Bendiciones mientras descansas en los brazos de Aquel que solo quiere estar contigo,

Susie O’Neal y el Equipo de Help Club for Moms

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